VIVIENDO EN UNA BURBUJA

El 29 de septiembre de 2008 el congreso norteamericano rechazó el proyecto de ayuda al sistema financiero más dinámico del mundo, también conocido como "Wall Street". Ese día el indicador de la bolsa de valores, "Dow Jones", tuvo una pérdida histórica de 777,68 puntos, la mayor de la historia, incluso mayor que la del "martes negro" del 29 de octubre de 1929, que dio inicio a la "Gran Depresión", que hizo perder cientos de millones de dólares a los inversionistas y ahorrantes y que afectó a todo el mundo durante más de una década.

Lo ocurrido el último trimestre de 2008 se denomina formalmente como la explosión de una burbuja financiera. Algunos la llaman "la mayor burbuja inmobiliaria en la historia de la humanidad". Si se fijan bien, estamos siendo testigos de varios eventos de calificables de esa forma en estos días.

Los medios ya habían calificado a este traspié económico como la "Crisis Subprime" desde un año antes, en relación a la cantidad de créditos hipotecarios entregados a personas de dudosa reputación financiera, quienes en masa dejaron de pagar las cuotas de sus nuevas casas y que provocó una crisis de liquidez, eso es, los bancos se quedaron sin dinero para hacer nuevos préstamos. Importantes instituciones financieras se desplomaron.

Durante casi una década, los mercados más grandes del mundo vivieron un crecimiento en la demanda de casas e inmuebles en general y por lo tanto los precios de las propiedades subieron. Esto fue posible gracias a un sospechoso cambio en las normas para efectuar préstamos en los Estados Unidos, permitiendo que más gente, incluso los malos pagadores, pudiesen adquirir una propiedad. Si bien este desprendimiento de los bancos permitió que muchas familias concretasen su sueño de la casa propia, fue una movida por lo menos dudosa desde el punto de vista de un inversionista. Sin embargo los directores de los grandes bancos de inversión no son ni extremadamente generosos ni imbéciles. Esa movida les proporcionó la posibilidad de crear a sus propios engendros financieros llamados "Derivados" (Derivatives, en inglés) con nombres rebuscados, a los que llamaremos "Derivados Frankenstein". Incluso Warren Buffet, uno de los más famosos inversionistas del mundo ha calificado a estos derivados como "Armas Financieras de Destrucción Masiva".

Un Derivado Financiero puede definirse mejor con un ejemplo simple: Un crédito hipotecario corresponde a un "vale por" por una casa, suponiendo que quien contrajo la deuda la va a pagar, más los intereses y seguros por una cantidad acordada de años. En este caso la hipoteca ya es un derivado, pues es un acuerdo legal que representa el valor de una casa real. Los grandes bancos de inversión norteamericanos pasaron la última década llevando a los derivados un paso más allá, encontrando la forma que hacer grandes paquetes de hipotecas, con una calificación de buena o subprime (riesgosa), más un seguro, y se las vendieron a inversionistas como "Derivados Frankenstein", ganando así gigantescos volúmenes de dinero con un producto enteramente creado en papel. Vendieron un vale por miles de "vale por". Negocio redondo.

El peligro en este juego es que si los clientes riesgosos comienzan a faltar en sus pagos más o menos al mismo tiempo, el valor de los Derivados Frankenstein se evapora, o como dicen los "genios" de Wall Street, su valor se va al "cielo del dinero". Eso fue lo que sucedió. Así se gatilló la crisis subprime (inmobiliaria), que derivó en una crisis financiera (de crédito).

Al inicio de la crisis subprime se apuntó con el dedo al mercado, o sea a las personas, como culpables por no pagar sus obligaciones, sin embargo a medida que pasó el tiempo nos fuimos dando cuenta que este problema fue diseñado por los grandes bancos de inversión, con complicidad de agentes en el mundo político que desregularon el mercado permitiendo que aparecieran estos monstruos financieros.

Mas de algún curioso, quizás Usted mismo, se habrá preguntado en algún momento, "¿Cómo es que se gestó esta crisis?, ¿Cómo ningún experto la previó e hizo algo para evitarla? ¿Cómo no se dieron cuenta en Wall Street de lo que podría pasar con su inventos financieros? ¿Acaso no había nadie vigilando temas tan importantes?" Hay dos opciones y ambas son duras de digerir. La primera es que quienes manejan las mayores instituciones financieras del mundo son tontos muy bien pagados que no saben lo que hacen, lo que no sería muy alentador para ningún inversionista. La segunda posibilidad es que quienes manejan las mayores instituciones financieras saben muy bien lo que hacen y por eso reciben estupendos sueldos y los tontos son otros. La verdad es que tanto los reguladores como los regulados están en el mismo saco lleno de conflictos de interés y ganando mucho dinero en el proceso.

Actualmente los dolores a causa de la crisis "subprime" no se sienten mayormente en Chile, pero en los países desarrollados, especialmente en Estados Unidos y Europa el tema está que arde. El reventón de la burbuja dejó al descubierto los malos manejos de grandes conglomerados económicos y sus esbirros, como Bernard Madoff, que estafó a sus clientes durante 20 años en más de 65 mil millones de dólares. Hoy en día son países enteros los que están tambaleando. La crisis ya derribó la economía de Islandia, el primer trimestre de 2010 fueron Dubai y Grecia, y hay varios postulantes más para este año, como Portugal, Italia, Irlanda y España. Si nota la coincidencia, son mayormente países desarrollados, algunos pertenecientes a la Unión Europea. Las gentes de estos países están viendo como sus trabajos, ahorros y pensiones se van evaporando tal como en el resto del mundo desarrollado, pero con mucha más severidad. En Estados Unidos y Europa la cantidad de propiedades reposeídas por los bancos está en su máximo, por lo que se infiere que hay muchos millones de personas sin casa, incluso viviendo en carpas en los parques. Estas personas no estaban acostumbradas a pasar pellejerías, sin embargo esta crisis les está dando quizás la lección más dura desde la Segunda Guerra Mundial. Los medios, radio, diarios y televisión han fallado grotescamente en reportar esta realidad.

Los ciclos financieros vuelven a repetirse, los economistas coinciden en este hecho. Si vemos en retrospectiva a la crisis de 1929 y los eventos que le siguieron podremos tener una visión general de lo que puede pasar en una gran depresión, pero esta vez no son cientos de millones de dólares los involucrados, esta vez son trillones (miles de miles de millones) de dólares, los que han cambiado de mano velozmente en los últimos meses. Esto nos va a afectar como nación y como familias en el futuro cercano, estemos al tanto de ello o no.

En el último año y medio muchas personas en el mundo han perdido sus trabajos, obras de construcción se han paralizado, los fondos de pensiones han sido diezmados y en general todos hemos sentido, en mayor o menor grado, amenazada nuestra forma de vida. Quizás Usted piense que aun así este no es un tema digno de estudio para alguien en un país tan pequeño y tan lejano de los centros económicos, que esta crisis no nos pertenece y no debiésemos preocuparnos, simplemente resignarnos ante los hechos. Algunos de alegran de no haber perdido mucho o de haber recuperado una parte. Muchos en Chile tienen esa mirada lejana e impotente sobre temas que parecen tan fuera de nuestro control. Sin embargo el tema es merecedor de estudio de la forma más urgente para todas las personas que tengan la capacidad de entender. Por lo menos da para pensar en lo injusto de la situación, que personas tan ajenas a este problema deban pagar con sus trabajos y sus ahorros por las acciones de un grupo de ejecutivos codiciosos de Wall Street (aquellos que conducen un Porsche el fin de semana, viajan de vacaciones en jet privado y reciben bonos de millones de dólares como premio).

Hay informes que dicen que durante la gran depresión económica causada por el crash de 1929, el país más golpeado del mundo fue precisamente Chile. La crisis subprime de 2008 no fue tan dura con nuestra economía, sin embargo no cante victoria aun. Estas han sido solo las primeras olas de un tsunami financiero que está por venir, hay otras burbujas financieras gestándose en este momento y que eventualmente reventarán, con el consiguiente daño colateral para las personas. Prepararse para un nuevo remezón económico implica prestar atención y aprender a leer los signos.

La segunda parte de esta serie "El Dinero de Dios" tratará sobre el dinero, los peligros que corre y lo poco que sabemos de el. Encuéntrela en la próxima edición de El Guardián de la Salud.



Este artículo salió publicado en la edición Nº 74 de El Guardián de la Salud (Junio de 2010). Sus comentarios al email luisleighton@yahoo.com

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