La Llegada del Invierno Económico
La economía es un fenómeno social y como tal mantiene sesgos propios de la naturaleza humana. Nada más humano que la relación que tenemos con los ciclos naturales que siempre nos han acompañado, ciclos de siembra en otoño y de cosecha en verano, ciclos de frio que nos obligan a guarecernos y abrigarnos y otros de calor que nos impulsan a salir y expandirnos.
Por esto he realizado este ejercicio metafórico comparando las estaciones del año con la historia reciente del dinero, especialmente del dólar norteamericano, la moneda de reserva del mundo.
Según mi análisis estamos viviendo en el otoño económico, que inició con la crisis Subprime de 2007-2008. Los sucesos económicos y geopolíticos que se desarrollan ahora mismo en el mundo indican que el cambio de estación económica hacia el invierno será más rápido y convulsionado que los anteriores.
Para entender de qué estamos hablando voy a definir algunos momentos que marcaron el pasado de nuestro sistema monetario.
Siguiendo esta analogía climática definiré las estaciones previas:
Primavera
Casi al final de la Segunda Guerra Mundial, tras el famoso "Día D", la invasión aliada en las playas de Normandía en Junio de 1944, los países aliados ya podían pronosticar que la guerra iba a ser ganada. Para esto decidieron reunirse para fundar el nuevo orden económico mundial que sería el pilar del crecimiento y la reconstrucción de un mundo devastado por años de conflicto.
En Julio de 1944 se reunieron todos los representantes financieros de los países en la localidad de Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos, para definir los mecanismos de cómo funcionaría el mundo desde el fin de la guerra en adelante.
Se definió que el pilar económico y adalid del mundo serían los Estados Unidos de América, tanto por su sobresaliente capacidad industrial, por su capacidad de proyectar sus fuerzas armadas a cualquier parte del mundo y por sus grandes reservas de oro. Ningún país podía en ese entonces compararse con la estabilidad y robustez de la economía norteamericana. Por estas razones, desde este acuerdo en adelante el dólar norteamericano se convertiría en la moneda de reserva del mundo, reemplazando a la libra esterlina, permitiendo que el comercio mundial pudiese transar con un respaldo financiero único y estable.
El crecimiento de posguerra puede ser calificado como sin precedentes. La reconstrucción de los países fue un potenciador no solo de la industria, sino también de la innovación tecnológica y el crecimiento demográfico.
Todos las naciones comenzaron a sentir el impacto del cambio, con nuevas tecnologías como el transistor, que potenció la miniaturización y el comienzo de la digitalización de la información; la televisión, revolucionando las comunicaciones; los aviones jet de pasajeros, que masificaron los viajes; la energía nuclear, que ofrecía la potencia casi ilimitada para iluminar nuestra sociedad cada día más dependiente de la electrónica; la carrera espacial, que nos sacaba de nuestro propio planeta por primera vez, enfilando nuestro futuro como especie hacia las estrellas.
Verano
Ya hacia finales de los años 1960 se estaba gestando un desbalance notorio en la economía mundial, con una economía norteamericana que requería cada vez más materias primas para alimentar a su industria. Grandes cantidades de hierro, cobre, petróleo, caucho y otros commodities producidos a lo ancho del mundo estaban viajando hacia EEUU y siendo intercambiados por dólares.
Los dólares en ese tiempo eran solo papel, que podía ser impreso en cantidades limitadas.
Lo que restringía un mayor volumen de intercambios comerciales eran las propias existencia de oro de reserva en los EEUU, algo que ponía freno al crecimiento demandado por la economía, pues, de acuerdo con el acuerdo de Bretton Woods, cada dólar en existencia debería estar respaldado por una cantidad equivalente de oro en las bóvedas de Fort Knox.
Durante este tiempo los intercambios de metal precioso se hacían en casa, o sea, cuando un país vendía algo a Estados Unidos, este recibía el pago en dólares norteamericanos, que a la vez eran respaldados por oro físico. Esto significaba que si la contraparte deseaba redimir o cambiar sus dólares recientemente adquiridos por oro, esta lo podía hacer, puesto que sus dólares tenían respaldo físico.
Para evitar tener que exportar cada onza de oro cada vez que esto sucedía, dentro de las mismas bóvedas de Fort Knox se re etiquetaban los lingotes físicos con sus nuevos propietarios, pero sin moverlos fuera de las dependencias mismas donde se alojaban. Por definición el oro iba cambiando de manos con el paso del tiempo, pero en la práctica el metal no se movía, seguía siendo alojado en territorio estadounidense.
Francia, de la mano del presidente Charles De Gaulle, demostró cierta suspicacia ante este esquema, por lo que comenzó a solicitar que el metal de su pertenencia viajase físicamente para resguardarlo en sus propias bóvedas en territorio francés. Esto se tradujo en una serie de viajes de barcos de guerra franceses que retiraban cargamentos de oro en puertos norteamericanos para llevarlos a través del Atlántico hasta puertos franceses y de ahí al banco central de Francia. Otros países mostraron interés en ejercer este derecho y comenzaron a solicitar que el oro de su pertenencia fuese despachado físicamente.
El gobierno norteamericano comenzó a percibir el riesgo de que, en algún momento futuro, se extinguiesen sus reservas de oro, lo que traería el fin del modelo económico con el dólar como moneda de reserva. Esto no podía ser permitido, pues sería visto como una herida autoinflingida del modelo económico, que pondría en aviso a los enemigos estratégicos de EE.UU., La Unión Soviética y China, de una potencial debilidad. Por lo que el 15 de agosto de 1971, el presidente norteamericano Richard Nixon anunció en un mensaje televisado la suspensión "temporal" de la convertibilidad del dólar y el oro, hasta que se resolviesen algunos imbalances comerciales a nivel mundial.
Ese desapego del dólar y el oro se mantiene hasta el día de hoy.
Los países signatarios de Bretton Woods aceptaron el cambio en el acuerdo, más que nada porque los Estados Unidos habían demostrado un crecimiento y una solidez económica sobresalientes, además de mantener un potencial militar relevante que lo mantenían en su posición de liderazgo en el mundo occidental.
Pero el dólar no podía pasar de estar respaldado en oro a estar respaldado por nada de la noche a la mañana sin que alguien chistara. Por esto, antes que surgieran voces disidentes, se buscó un acuerdo con Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo del mundo y presidente de la OPEP, para que comenzara a exigir que todas las exportaciones de crudo se realizaran exclusivamente con dólares norteamericanos, obteniendo de vuelta la promesa explícita de que los EE.UU. protegerían política y militarmente a la dinastía Al Saud para mantenerse en el poder y de proteger al país contra sus potenciales enemigos en caso de necesidad.
Una vez logrado el acuerdo con Arabia Saudita surge el nuevo patrón del petrodólar, que obligó desde entonces a cada país a contar con grandes cantidades de dólares para adquirir el combustible necesario para cubrir las necesidades energéticas de sus crecientes economías.
Si bien el oro y el petróleo son bienes no renovable, a diferencia del oro, el petróleo es un bien que es altamente demandado y consumido, del cual no se conocen (o no se han dado a conocer) cuantas reservas quedan bajo el suelo. Esa demanda de petróleo, necesario para el desarrollo de los países, implicó a la vez una demanda equivalente y cada vez mayor por dólares.
Técnicamente desde el fin de la convertibilidad dólar-oro, el dólar norteamericano ya no tiene una limitante para ser impreso, por lo que desde la década de 1970 hasta hoy la base monetaria del dólar norteamericano (cuantos dólares existen en circulación) ha crecido de forma constante y acelerada.
Es importante definir que este cambio de sistema monetario convirtió al dólar norteamericano en una moneda fiduciaria, esto es que su valor se desprende de una promesa de pago futuro, que es la definición de crédito. Todas las monedas de curso legal en el mundo son fiduciarias.
La gran cantidad de moneda impresa en las décadas desde 1971 ha dado pie para un crecimiento económico global sin precedentes, algo así como un verano económico.
Las bajas tasas de interés a la que los bancos centrales han otorgado crédito han fomentado el crecimiento a nivel global, ha permitido que muchas economías de países en desarrollo salgan de la pobreza, que grandes proyectos de infraestructura se lleven a cabo, que haya capitales de inversión para innovaciones que nos sorprenden, que millones de familias tengan acceso a su casa propia, pero, por otro lado, el crédito fácil también ha permitido financiar guerras y carreras armamentistas que de otra forma no se habrían producido.
El auge de las tecnologías digitales ha permitido además que la producción impresa de moneda sea cada vez menos necesaria, pues ahora los bancos mantienen sus reserva como dígitos en una base de datos. Se estima que solo el 5% del dinero del planeta está en forma física como billetes y monedas.
Otoño
Según lo que señalé en un artículo anterior (1), la crisis Subprime ocurrida en 2007-2008 fue un momento económico más importante de lo que podríamos suponer.
Según este análisis, es en este momento cuando algo se quebró en el modelo económico imperante debido al exceso de deuda generado en las décadas anteriores, gracias al crédito barato otorgado por los bancos centrales del mundo (especialmente la Fed, Reserva Federal de estados unidos).
Los datos indican que es en este momento cuando los bancos centrales del mundo tuvieron que aplicar medidas de emergencia para evitar que el sistema financiero completo se viniera abajo.
Es en el inicio de esta crisis que algo dejó de funcionar y la Fed activó las únicas armas que tenía disponibles; imprimir dinero a lo loco (2) y bajar tasas a casi cero (3).
En resumidas cuentas, gracias a las acciones de los bancos centrales se rellenó con dinero un inmenso agujero financiero que se veía venir. Esta situación fue imitada por la mayoría de los bancos centrales del mundo en mayor o menor medida.
La Fed ha intentado con los años superar este gran bache en el camino, pero con resultados poco alentadores. La resultante es que ha aumentado la desconfianza de los bancos comerciales en general, con subida de tasas y mayores resguardos al momento de emitir crédito.
La Fed ha tenido que salir a ayudar a bancos en riesgo de quebrar y otros han fallado casi inesperadamente durante el año 2023, entre ellos el Silicon Valley Bank (4), una de las quiebras mas grandes desde la crisis Subprime.
Por otra parte el conglomerado de países BRICS (Brasil Rusia, India, China y Sudáfrica) sigue creciendo, amenazando la hegemonía del dólar, logrando incluso afianzar acuerdos comerciales con Arabia Saudita (5) (que ahora es miembro de BRICS junto a Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía e Irán). Arabia Saudita sigue siendo la contraparte para mantener el estándar petrodólar.
Entre otros, los siguientes son los factores mas influyentes en el inicio del otoño económico.
- Moneda fiduciaria sin respaldo físico
- La mayor inflación monetaria
- Fragilidad y desconfianza del sistema financiero
- Amenazas al sistema Petrodólar
Estos factores desestabilizantes ya están presentes en la economía y la geopolítica del mundo. Mientras más se desarrollen o profundicen, más factible será que pasemos a la próxima estación.
Invierno
Esta estación de la economía se encuentra en el futuro, por lo que se plantea a continuación es solo ficción, no obstante hay varias amenazas serias al sistema monetario actual.
Sin embargo, aunque revoloteen lo buitres, el sistema petrodólar no será desbancado fácilmente.
Estados unidos es la mayor economía del mundo. El dólar norteamericano mantiene la mayor cantidad de reservas en el extranjero (6), superando a todas las demás monedas y es a la vez la mayor potencia militar global que no permitirá que sus enemigos tomen ventaja de sus aparentes debilidades.
Si bien no sabemos exactamente como podría darse este cambio de estación, en nuestra hipótesis plantearemos tres escenarios que pueden influir en la caída del dólar norteamericano desde su estatus actual y llevarnos a un nuevo sistema monetario, a un nuevo paradigma que no estará exento de tormentas, granizos, inundaciones o trombas propias de la estación económica mas dura del año, metafóricamente hablando.
1) Un evento geopolítico externo
En este análisis hipotético vamos a llegar un poco mas allá de lo obvio, simplemente porque no hay ataque mas efectivo que aquel que es inesperado por el oponente.
En términos económicos la credibilidad es la diferencia entre el poder y el olvido.
Si entendemos que los enemigos de los Estados Unidos tienen el secreto deseo de terminar con su hegemonía global como única superpotencia, atacando a su mayor activo que es el dólar como moneda de reserva mundial, entonces podríamos suponer que estos enemigos estarían tramando múltiples acciones que deberían suceder en el momento justo para obtener los mayores resultados. Algo así como un golpe maestro. Este golpe podría afectar la credibilidad de los Estados Unidos para defenderse a sí mismo o a sus aliados mas cercanos.
Debido a la posición estratégica en que se sitúa el dólar norteamericano como moneda de reserva del mundo, tanto amigos como enemigos de los EEUU tienen que utilizarlo para sus transacciones. Más aun, el estándar petrodólar que mantiene EEUU con Arabia Saudita obliga a cada país a acopiar dólares localmente y en el extranjero para sus compras de crudo. Esto no sucede con ninguna otra moneda.
Las cosas se han mantenido así por décadas, pero esto ha comenzado a cambiar. A fines de 2023 China y Arabia Saudita lograron un acuerdo para el intercambio de petróleo en yuanes (la moneda de China). Esto significa que China logra un avance importante en su estrategia de desdolarización de su economía.
Si los países BRICS (de los cuales China es parte) logran avanzar en esta misma dirección, impulsarían la desdolarización de un 32% del PIB mundial y del 40% de la población global (más de 3.200 millones de personas).
Para lograr algún impacto relevante, la desdolarización de los países BRICS debería ir unida a la venta de la mayor parte de los bonos del tesoro (deuda de EEUU) que estos mantienen como reservas.
Solo China mantiene algo así como ochocientos mil millones de dólares en bonos del tesoro de EEUU.
Vender toda esa cantidad de bonos en el mercado de una sola vez sería un gran golpe para Estados Unidos, que vería encarecer su deuda y devaluarse el dólar, pero también sería un gran golpe para quien vende, pues significa que de vuelta por la venta de bonos recibiría dólares, que debería vender rápidamente a un precio devaluado.
Mientras los Estados Unidos sean la economía mas fuerte del mundo no conviene vender los bonos que se posean, al contrario, estos son un seguro ante los vaivenes de la economía.
A menos, que de algún modo la credibilidad de los Estados Unidos comience a desvanecerse, lo que significaría que el valor intrínseco de cada bono comience a desvanecerse también. Esto nos lleva a nuestro segundo escenario.
2) Un evento social/político interno
Dada la polarización política reinante en los últimos años, los Estados Unidos cada vez se ven como un escenario en donde se enfrentan dos bases ideológicas cada vez mas duras, los Demócratas y los Republicanos. Ambos bandos han mantenido rivalidades históricas dentro del marco democrático, pero solo desde hace pocos años estas rivalidades se han vuelto más viscerales, con incitación al odio y descalificaciones desde todos lados. La posibilidad existe para el estallido de una segunda guerra civil (la original fue la guerra de Secesión entre 1861 y 1865, entre Confederados y la Unión).
Los Estados Unidos de América son una federación, o sea la unión de estados autoadministrados, gobernados por una administración federal central basada en Washington D.C. (que no es un estado en sí, sino un distrito administrativo). Hay estados que han amenazado retóricamente en el pasado con separarse de la unión. Esa situación se ha exacerbado ahora que se registran disputas entre Texas y el gobierno federal por la política migratoria. Esta situación ha estresado la relación con varios estados fronterizos.
En caso que estallase un evento similar a la guerra de Secesión, lo mas probable es que los estados que se independizasen dejasen de utilizar el dólar (creado por la Reserva Federal) para comenzar a utilizar otra moneda que los representase mejor (creado por ellos mismos). Esta hipotética separación significaría un tremendo golpe a la credibilidad de los Estados Unidos de América, no solo como potencia política y militar, sino también económica.
Si la Fed pierde el control y la credibilidad de los hipotéticos estados separatistas de la Unión Americana, es de esperar que el resto del mundo llegase rápidamente a las mismas conclusiones, dando fin de facto al dólar norteamericano como moneda de reserva mundial.
Para lograr que un objeto en un estado inmóvil cambie de posición es necesario aplicar energía. Esta es una de la leyes de la termodinámica. Para lograr que el dólar deje su estatus actual se requerirá que alguien aplique la suficiente energía para sacarlo de su actual posición. Aquí entra nuestro tercer escenario hipotético.
3) Un evento multidimensional
En este escenario se plantea la existencia de enemigos del dólar que, como ya vimos con los países BRICS, están tomando acciones para la desdolarización de sus economías.
Pero, a este conjunto de acciones hostiles foráneas, se podría sumar una acción interna Esto es un desbanque que realizaría el propio sistema financiero norteamericano para destruir la credibilidad del dólar de forma premeditada.
Pero ¿Qué podría motivar a los dueños de la mayor economía del mundo a planear un tipo de suicidio económico, especialmente cuando hay enemigos a las puertas?
Según la figura mítica griega del Fénix, a veces es necesario que algo antiguo sea destruido para poder renacer de entre las cenizas con nuevos bríos. Siguiendo esta imagen retorica es posible que quienes manejan la maquinaria financiera del mundo ya hayan previsto la muerte del sistema del dólar.
El devenir natural de los hechos ha ido desgastado lo que surgió como una respuesta para la reconstrucción del mundo tras la Segunda Guerra Mundial.
Sucesos como el desapego al patrón oro, convirtiendo al dólar en una moneda fiduciaria, el apegar el dólar al petróleo, los alivios cuantitativos durante la crisis Suprime y la impresión desmedida de los últimos años han sido etapas monetarias que se han ido quemando hasta que por fin no quede nada mas que quemar, más que a si mismo.
Sí el patrón dólar está llegando a su fin natural y quienes controlan la economía del mundo lo saben, entones es probable que ya han preparado el acto final, que vendría rápida e inesperadamente para la mayoría, pero actuaría como una forma de demolición controlada que lleve las cosas hacia donde unos pocos personajes poderosos puedan mantener el control. Algo así como una destrucción creativa que haga emerger un nuevo sistema que ya estaba diseñado y listo para entrar en operaciones una vez que el viejo sistema haya dejado de funcionar.
Los detonantes pueden ser varios; una guerra, interna o externa; un ataque de gran envergadura, ya sea físico o cibernético, un evento geofísico como el estallido de un megavolcán como el de Yellowstone o un gran terremoto que afecte a buena parte del país.
El éxito o fracaso de un evento multidimensional contra el dólar norteamericano lo determinará finalmente el mercado, el barómetro final de la economía.
Ante estos hipotéticos eventos los inversionistas del globo se mantendrían extremadamente atentos a los acontecimientos y lo más probable es que al comienzo el dólar se fortalecería ya que miles de millones de euros, yenes, yuanes, francos y libras, además de bonos, derivados financieros y acciones de inversionistas tratarían de obtener un refugio líquido huyendo hacia el dólar, algo para lo que el dólar siempre ha servido.
El estatus quo se mantendrá mientras el oro, la plata no comiencen una escalada robusta.
Pero dado que todo esto estaría planeado con antelación, con las horas y los días comenzarán a romperse las barreras psicológicas en el precio de los metales preciosos y quizás también bitcoin, con nuevos precios máximos hora tras hora.
Si esta escalada se vuelve indetenible, el dólar comenzará a retroceder y así de rápido como se fortaleció, comenzará a caer en valor a velocidades asombrosas.
Solo dependerá de la Fed aplicar una estrategia de contención comunicacional sobre el mercado, pues cada mala noticia puede convertirse en un clavo mas en el ataúd del dólar y por consiguiente de todas las monedas del mundo.
Conclusión
Este ensayo ha mezclado algo de historia monetaria con ficción de lo que puede llegara a suceder en el futuro con el dólar norteamericano como moneda de reserva mundial.
Nadie realmente sabe lo que sucederá con los esfuerzos de los enemigos de EE.UU. por desbancar al dólar de su estatus actual. Lo que sí es seguro, es que el estándar dólar pasará algún día, como todos los estándares anteriores han pasado y algún día todos nos veremos adoptando un nuevo modelo monetario.
Solo nos quedará esperar que esta transición del antiguo al nuevo modelo sea más pacifica que violenta.
Bendiciones,
Luis Leighton
1) https://www.linkedin.com/pulse/el-extra%25C3%25B1o-caso-del-oto%25C3%25B1o-econ%25C3%25B3mico-luis-leighton-carvajal-/
2) https://fred.stlouisfed.org/series/BOGMBASE
3) https://fred.stlouisfed.org/series/FEDFUNDS
(4) https://www.bbc.com/mundo/noticias-64910472
(5) https://elpais.com/internacional/2023-08-24/el-grupo-de-los-brics-invita-a-iran-arabia-saudi-y-otros-cuatro-paises-a-unirse-al-grupo.html
(6) https://data.imf.org/?sk=e6a5f467-c14b-4aa8-9f6d-5a09ec4e62a4
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